miércoles, 18 de mayo de 2011



Vivimos en una caja de zapatos repleta de casualidad.
Somos cajas de cristal muertas de risa, noches en vela dormidos, solo podemos proteger un corazón de lo que nos rodea, solo uno y de todos esos corazones que me rodean, elegí proteger al tuyo porque así sabía que el mío viviría también y que la caja de cristal jamás se rompería mientras la tuya siguiese en pie. Pasó bastante tiempo y no me daba cuenta de lo que tú podías hacer de mi, hiciste que creciese, creíste en mi y confié en tu sonrisa. Dame la bienvenida a tu mundo, dime que allí me acoges, dime que puedo ser tu caja de cristal elegida o simplemente, no digas nada pero ábreme la puerta, déjame entrar, te prometo que bajaré el volumen de la música, que limpiaré las paredes de tu cajita para que puedas ver el exterior y que jamás, jamás querré salir de allí. Te prometo que te llevaré a lugares maravillosos. Prometo dar un rodeo por el valle de mis caderas, prometo dejar que te bañes en la laguna de mis ojos, prometo dejar que te sientes en la yema de mis dedos... Te llevaré al restaurante de mis labios e iremos de paseo por todo nuestro cuerpo.
Sólo déjame entrar, entrar para no salir.

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